Mordía suavemente su labio
inferior mientras movía sus dedos, nerviosamente, sobre el teclado del
computador, el cual iluminaba su cara. Sus ojos estaban fijos en la pantalla,
esperando que se conectara aquella persona que tanto esperaba.
No había comprendido como
alguien se había vuelto tan necesario, sobre todo alguien que no conocía, pero
de esa manera era la situación. Esperaba con ansias que se conectara, para
charlar hasta altas horas de la noche, sin importar que al día siguiente tuviera
unas grandes ojeras y el café fuera su fiel acompañante.
No cambiaba por nada
aquellas conversaciones que tenía con es persona, eran tan necesarias ya, como
una droga a la cual su cuerpo se había hecho adicto, pero eso no le molestaba.
Acomodó sus lentes sobre su
nariz y movió su cuello, para que sus músculos no estuvieran tan adoloridos.
¿Realmente podría gustarle
una persona a la que conocía?, ¿podía sentir amor por ella?.
Un suspiro brotó de sus
labios, quizás… verdaderamente debía buscarse a alguien de verdad, alguien que
estuviera a su lado… pero a nadie que conocía le podía dar largas horas de
charlas, en que hablaran de todo y nada a la vez…
¿Podía estar cayendo en un
enamoramiento con alguien que tal vez nunca vería?...
Su duda se despejo al ver
como aquella persona se conectaba y la saludaba… como su corazón comenzó a
latir más rápido de lo normal y como en su estómago miles de mariposas
revoloteaban…
Verdaderamente se había
enamorado por Internet…
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